jueves, 2 de agosto de 2012

Croacia, 22 de Junio. Ayer empezó el verano.

¿Estamos fuera del Espacio Schengen? Es real? Somos personas con identidad propia? Al fin estamos en Croacia!!!!! Una vez pasada ¨rápidamente¨ la frontera ruteamos, desde la península de Istria hasta Premantura; camping y a descansar un par de días (¡que caraduras!). Qué decir del mejor mar de Europa que vimos! Aguas turquesas y transparentes, precios accesibles, gente amable y algún vestigio romano en sus ciudades. 

Bronceado Adriático
Ciudad de Pula

 






























Antes de llegar a Zagreb (donde teníamos que hacerle un chequeo por el kilometraje a la Gorda) pasamos por el parque nacional Plitvicka Jezera, un conjunto de lagos y cascadas espectaculares.


 











Por una ruta sinuosa y boscosa llegamos a Zagreb.
Chan!!! Quien dijo que iba a ser un chequeo no más??? El diablo metió la cola y nos hizo echar raíces en Zagreb.
El primer día recorrimos la moderna y cuidada capital croata y conocimos la noche del Stross Martre. Antes nos pusimos en contacto con el presidente del club VW local, el amable y alegre Sinişa (www.vwbuba.hr) que a su vez nos puso en contacto con su mecánico de confianza. Hablamos con él (por suerte la mayoría de la gente habla inglés) y arreglamos para el día siguiente.
















A la cita llegamos tarde porque tuvimos un problema de electro (alternador). Una vez en su casa (y de ahora en más la nuestra) Otavicka 8 – Jarum-Zagreb, abrimos el motor (o mejor dicho la caja de Pandora); ahí empezó: -esto está mal; este cable debe pasar por aquí, este otro por allí; esto no es original-.  En fin, Dragan, el mecánico en cuestión es un hombre de detalles y más allá de solucionar los problemas, nos ofreció a dejarla en orden. No le pudimos decir que no a su amabilidad y a la de su familia: su pareja Mathea y sus tres hermosas hijas (Gela, Kiara y Leona).


Esa misma tarde pusimos manos a la obra (primer problema solucionado: había un tornillo suelto en el embrague). De ahí en más nos sentimos muy a gusto pasando unos gratos días con toda la gente que conocimos en Zagreb; aquí va una breve lista de los responsables de tan lindos recuerdos:
Dragan (por sobre todo), Mathea, Gela, Kiara, Leona, los pibes del barrio (Franchesca y Mimi), las monjas de la cuadra, Gogol y los otros del bar, Roby y su Kombi que achuramos, los puesteros del mercado, Lovro e Ivana que nos invitaron a cenar a su casa, Sinişa con su siempre buen humor y predisposición, el chileno y peruano que conocimos la última noche de despedida en el Stross Martre entre cervezas y gemist.
Mimi y Franchesca

Dragan, Mathea, Leona (beba), Kiara y Gela
















A esto se suma muchos momentos divertidos: la visita a la feria gitana, los paseos en la Buba con toda la flia escuchando a Goran Bregovic al palo, las tardes en el lago Jarum, la noche en el bar con la banda de trompetas tocándote en la oreja… otro lugar que tendremos que volver.



Serbia
Al cruzar de Croacia a Serbia notás una marcada diferencia entre estos países de la ex Yugoslavia; Serbia es más rural y pobre, pero lo que nosotros vimos que tienen en común es la buena predisposición de la gente.
Primera vez que nos para la policía en la ruta, con cara de pocos amigos nos preguntan si éramos griegos (¿?), al saber que éramos argentinos con una sonrisa nos dejaron seguir sin pedirnos ningún papel (¿?).
Con la misma onda nos recibió el dueño del camping que, después de haber hospedado a gente de todo el mundo, nunca recibió argentinos como huéspedes! y según dice le caemos muy bien a los serbios. Muy amablemente nos invitaron con un par de rakjias (grapa serbia), muy buena! Pero rápidamente te pone a escribir en cirílico!
Siguiendo hacia Belgrado, en una parada en la estación de servicio, los playeros al ver que no teníamos la bandera de Serbia en la Gorda, rápidamente mostraron su carácter nacionalista pegando una sin preguntar.

En Belgrado ya se empieza uno a sentir en el Este, con sus grandes y cuadradas edificaciones y no tanta modernidad.
Aquí aprovechamos los días calurosos para ir al lago de la ciudad, salir a comer  un poco de carne y hacer paseos nocturnos.








Rumania
Uno llega con la idea de un país más bien pobre y lleno de gitanos; aunque la pobreza está presente, sobre todo en el sudeste, los gitanos no tanto, se ven más en otros países que acá.
La frontera fue rápida gracias a las clásicas cartas de presentación Argentina: Maradona, Messi y obviamente Boca (eso lo dice Nacho).
La primer parada fue en Timisoara (cuna de la revolución), siguiendo por campos cultivados llegamos a Sibiu, una linda ciudad que nos encantó, con sus techos de tejas con ventanas que parecen ojos vigilantes y un atardecer estremecedor.
Párrafo aparte para las rutas, no hay autopistas y algunas hasta parecen bombardeadas.
 


Timisoara
 

 
Atardecer en Sibiu


Al salir esta la Trasfagaran Road, ruta entremedio de los Cárpatos que mandó a construir Ceaucescu por temor a la invasión soviética; ruta pintoresca que cambia repentinamente de lo árido a lo boscoso.

No sabíamos cómo iba a responder la Gorda, pero con su potente motor 2pp (dos pequeños ponis) trepó como un tanque ruso sin drama.

Mazinger es rumano!!








Aunque lo mejor para nosotros fue la llegada a Bram, pueblos de montaña, carreteras y vacas en la ruta.


  
Ya en Transilvania hicimos una visita al castillo de Draculín y seguimos hasta Brasov.







El último punto de Rumania fue Gura Humorului, otro muy bonito lugar en las montañas para visitar los monasterios y robarles un poco de agua a las monjas.

 


 






Ucrania - 1ª parte
Contentos con el paseo por la amable y pueblerina Rumania, llegamos a la frontera con Ucrania. Ya a esta altura los policías vienen camuflados y reina un poco el desorden, y el idioma hace que cueste comunicarse con la gente, pero con buena predisposición pudimos seguir, y ahora las rutas rumanas parecen un circuito Fórmula 1 al lado de las ucraniana.
 Impresiona ver los campos de Ucrania, parece ser el granero de Europa.
Entre pueblos campestres y gente vendiendo sus productos al costado de la ruta, llegamos a Kiev. Antes nos detuvo la policía por circular en un carril exclusivo de buses; nos querían hacer pagar 14 euros, pero le lloramos la carta y Patri solo se llevó un reto del zorro gris.
 




En Kiev deambulamos entre iglesias ortodoxas con sus cúpulas de cebollas doradas y gente vendiendo parafernalia soviética.
Seguimos entre más campos hacia la frontera con Rusia, pero antes hicimos un stop para afanar un par de choclos que comimos en el almuerzo al costado de la ruta.


Mónaco

Hasta Mónaco no paramos; los que si tuvieron que parar fueron las Ferraris,  Lamborghinis y demás autos de lujo, que por la estrecha ruta no nos podían pasar y debían aguantar nuestra velocidad.
Una vez instalados paseamos por el puerto quedando asombrados de la guita que hay balanceándose en el agua. Menos mal que nos volvimos a dormir a la Kombi, con su cama King size y su sistema de aire acondicionado de tecnología de punta (ventiladorcito de colectivero a 12 volts).




Italia – 2º parte
Cruzamos hacia Italia y por el extremo calor nos fuimos derecho a la playa de Ventimiglia (pueblo tano tano), compramos para morfar y cayendo la tarde seguimos viaje. Ese domingo la gente volvía hacia Génova ¡peor que la Gral. Paz la ruta! Decidimos para a dormir en una estación de servicio. Si de gasolineras hablamos, cabe mencionar que Italia tiene la nafta más cara que hemos pagado.
Enfilamos por el norte hasta el Lago di Garda, donde nos ubicamos en un camping de lujo frente al lago, con pileta y todos los chirimbolos.
Lago di Garda




















Haciendo un alto en Mantova y acostumbrados a nuestro estatus de ¨sin papeles¨ seguimos tranqui hasta la frontera con Eslovenia, que también está dentro de la Comunidad, pero por suerte son solo unos 50 km. hasta Croacia.
Nacho preguntando por un mecánico