jueves, 27 de septiembre de 2012

BULGARIA

Por los antecedentes esperábamos un áspero paso de frontera, pero tampoco para tanto!. Luego de pasar el perrito y que un amable oficial nos diga –esta todo ok!- llegamos al mala leche de aduana, que rápidamente nos dijo que esperáramos a un lado. Al rato dos oficiales nos piden que movamos a la Gorda a un parking para escanearla (pobre! Ella temblaba, nunca la habían radiografiado en frente de todos). No contentos con ello vuelve el hdp de aduana, abrió un galpón y nos mandó a entrar. Hay que reconocer que uno empieza a ponerse un poco  nervioso cuando en un país extranjero te meten en un galpón sin que nadie se entere a desarmarte el auto, todo este suceso al lado de un auto albanés abierto como por un abre lata. La Gorda se sintió totalmente ultrajada! Todo abajo, tuvimos que abrir el techo, golpeaban los paneles buscando el doble fondo, hasta empezó a desarmar la instalación del tubo de gas!  juraba que había algo dentro!, inclusive el muy estúpido olfateo el talco que había en el piso de la Kombi ¡se habrá creído  que éramos Scarface! Por suerte no se le ocurrió olerle las patas Nacho!. Luego de varias horas desistió y nos dejó ir. Desde aquí  nuestro más sincero saludo a la policía búlgara y la re mil…
Cansados del abuso policial y por una ruta montañosa llegamos a Sofía, la capital. No sabíamos mucho que esperar y fue lo que más nos gusto de Bulgaria, diferente al resto de las ciudades del Este, un poco más moderna, amplia, no todo tan concentrado, y con sus resabios sovieticos por supuesto.


Iglesia Memorial deAleksander Nevski


 

Luego, como unos viejos búlgaros nos fuimos a Hisar para unos baños de aguas minerales en un hotel del PAMI, de donde salimos hechos unos trapitos.
Última parada Sozopol, sobre la costa del Mar Negro, ciudad vieja con  construcciones de piedra y madera.

hablando con mamáaaaaaaa



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