jueves, 27 de septiembre de 2012

TURQUIA

Haber llegado desde Lisboa a Moscú nos  pareció increíble; ahora había una sensación similar con alcanzar esa unión entre Europa y Asia, que es Estanbul.
Cuando llegamos a la frontera pensamos que iba a ser para largo, pero no fue así. Luego de llenar los papeles y con el clásico Maradona, Boca, esta vez se sumó Palermo! Nacho quedó shockeado.





Patri fue la afortunada para conducir a la Gorda en su entrada triunfal a Estanbul (las palabras pronunciadas por ella en esta urbe de 13 millones de habitantes no son aptas para menores de 18 años y pueden herir la sensibilidad de ciertas personas).



 

 


                                       

 

Cuando encontramos un parking entró casi atropellando a 20 turcos. Ahí Mustafa nos pidió la mano de la Gorda y con un poco de recelo se la dimos ¡a pura acelerada la estacionó!
Pasamos un par de días muy lindos en esta maravillosa y caótica ciudad. Entre los sonidos que llegan de cada rincón de la ciudad llamando a la oración, caminando por el puente donde te caen las plomadas de los pescadores en la cabeza, observando a los locos vendedores de helados, comiendo Kebabs al paso, disfrutando las noches en la Torre Galata y su música, paseos por el barrio viejo y sus bazares donde nos perdimos como turco en la neblina, y las entradas a las mezquitas donde Patri se puso a la moda cubriéndose de pies a cabeza, en fin…inagotable, además nos reencontramos con los simpáticos franceses que conocimos en Macedonia.



Ahora si nos despedimos mirando el estrecho del Bósforo hacia Asia y soñando con algún día rumbear hacia esos lares.
Salimos por las excelentes autopistas turcas gracias al pase que le habíamos comprado a un personaje que los vendía en el medio de la ruta; el precio? discutible.

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